Dios manifestado en carne

Hebreos 10.5-10 – Salmo 40.6-8

La Escritura registra aquí el misterio de la piedad. Es decir, la manifestación en carne del Unigénito Dios. Entrando al espacio temporal del Cosmo, Jesús afirma que Dios le preparó un cuerpo, a fin de que, mediante la ofrenda de ese, Su cuerpo, seamos santificados para siempre. Esta gloriosa manifestación, anunciada proféticamente en los Salmos, fue trastrocada con audacia inaudita por los masoretas, de manera que leemos en su texto: has abierto mis oídos (¡cualquier cosa que pretenda significar!).

 Nuevo Testamento
-NTG-
 Septuaginta
-LXX-
Texto Masorético
-TM- 
    Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo.  Holocaustos y expiaciones no quisiste.Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo. Holocaustos y expiaciones no quisiste.Sacrificio y ofrenda no te agrada. Has abierto mis oídos. Holocausto y expiación no has demandado.

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